Todavía recuerdo la primera vez que asistí a un módulo de formación en Biodanza. Desde el primer día sentí la fuerza del grupo: me vi integrado, acogido, valorado. Esa sensación de pertenencia me llevó a decidir, sin dudarlo, que quería continuar.

Módulo tras módulo, los lazos de amistad se convirtieron en un sostén inmenso. Sacaban a la luz lo mejor de mí, me hacían confiar en que la vida podía ofrecerme mucho más.

De repente, empecé a creer que era posible elegir cómo y dónde vivir, con quién compartir mi camino, qué propósito abrazar. 

La vida dejaba de ser un escenario impuesto y se convertía en una creación propia.

Lo más hermoso era reencontrarme cada vez con esa tribu maravillosa que hacía brillar mi esencia. Allí descubrí la alegría de ser valorado y amado; la felicidad de compartir momentos de disfrute, risas… y también de apoyo sincero cuando lo necesitaba.

Recuerdo con gratitud a cada didacta, narradores apasionados que unían ciencia y vida como si fueran cuentacuentos. 

Cada encuentro abría puertas de conocimiento y, sobre todo, de vivencia.

Miro atrás y siento que esos años fueron un verdadero tesoro. Aunque sigo volviendo a diferentes escuelas para seguir aprendiendo y creciendo, aquella primera formación siempre ocupará un lugar único en mi corazón.

Por eso, te invito a que te regales esta experiencia. A que vivas tu propia historia dentro de un grupo que potencia lo mejor de ti y abre caminos insospechados. Porque la formación en Biodanza no es solo un aprendizaje:

Es un viaje que transforma tu vida para siempre.

La Escuela Vitálida abre sus puertas.
Quizás este también sea un gran comienzo para ti.

El próximo 12, 13 y 14 de septiembre empieza la formación en la Escuela de Biodanza Vitálida, y tu puedes venir a probar como se siente este comienzo para ti, para tu vida.